Contexto general de la Patrística de los primeros tres siglos

 

LOS PADRES PRENICENOS ( SIGLOS I-III )

 

a) El contexto histórico y doctrinal del cristianismo antes de la paz de

Constantino y del Concilio de Nicea.

 

—Fundación de la Iglesia

Durante el gobierno del Emperador romano Augusto, Dios envió al Arcángel Gabriel a una ciudad de Palestina llamada Nazareth para anunciar a María el nacimiento del Mesías. Cristo vive durante treinta años en Nazareth trabajando como carpintero en el taller de José.

 

En el año decimoquinto del gobierno de Tiberio (c.27 d.C) —uno de los emperadores que sucedieron a Augusto—, Jesús comienza a predicar y a anunciar el Evangelio, la Buena nueva. Casi al comienzo de su Vida pública elige doce discípulos. En varias ocasiones les confía la misión de anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Les confiere poderes para enseñar, santificar y gobernar a todos los hombres que acojan el Evangelio.

 

Con su Pasión, muerte y Resurrección gloriosa, Cristo abre la posibilidad de salvación a todos los hombres. La venida del Espíritu Santo termina de completar el designio de Dios sobre la naciente Iglesia.

 

—Expansión del cristianismo

Pronto comienzan las primeras persecuciones. En el año 42 muere decapitado el primero de los Apóstoles, Santiago el Mayor. Muchos de los discípulos de Cristo huyen a Antioquía y Alejandría que eran, con Roma, las ciudades más importantes del Imperio.

Desde el día de Pentecostés, cristianos se dispersan por todo el Imperio romano y llegan hasta las regiones más lejanas. En los tres primeros siglos de vida de la Iglesia, su presencia es mayor en Asia Menor, Egipto y Siria. También hay núcleos importantes de cristianos en muchas ciudades griegas, en Italia, Hispania y África proconsular.

 

—Organización de la Iglesia

1. En cada iglesia local había dos grupos de fieles: clero y laicado.

El clero estaba formado por el obispo, los presbíteros —elegidos por el pueblo fiel y ordenados por el obispo— y los diáconos. El gobierno era monárquico, no democrático. Cada apóstol fundaba una comunidad y ordenaba presbíteros de los que salía el sucesor (por ejemplo, Timoteo, Tito, etc.). En cuanto a los diáconos: cfr. Act 6, 1-6. En cada iglesia había un obispo, y varias parroquias. Los fieles de se reunían en casas privadas. En el s. III aparecen las iglesias rurales con un presbítero que depende del obispo. Los ámbitos diocesanos comprendían una ciudad con los territorios de alrededor. El primado del obispo de Roma está en el origen mismo de la Iglesia. Jesús lo confiere a Pedro. S. Ireneo da la lista de los obispos de Roma de Pedro a Eleuterio (todos los historiadores admiten su autenticidad).

 

2. Administración del Bautismo.

Al principio, se hacía inmediatamente después de que el que lo pedía hacía la profesión de fe. Hacia el año 220 aparece el catecumenado. Entonces se realizaba dos veces al año (Pascua y Pentecostés) por inmersión y con unas ceremonias concretas.

3. La celebración de la Eucaristía.

En 155, S. Justino la describe en su primera Apología. Todo se hacía con gran sencillez: lectura de la Sagrada Escritura; en una mesa pan y vino; oraciones consecratorias, a las que se respondía Amen; el ósculo de la paz, la comunión distribuida por diáconos ("la carne y la sangre de Jesucristo encarnado"); himnos; una homilía; el pan eucarístico era distribuido por los diáconos a los ausentes, y los fieles presentes lo llevaban a su casa para comulgar entre semana.

4. La disciplina penitencial.

Entre los primeros cristianos había un alto tenor de vida moral: era una auténtica "comunidad de santos". Por eso se veía con mayor severidad a los pecadores. El pecado capital, o mortal —"ad mortem"— (idolatría o negación de la fe, asesinato, lujuria), a veces (para algunos obispos), era motivo de exclusión de la Iglesia; aunque, ordinariamente, había la posibilidad de volver a ser admitido después de la penitencia. En general, la reconciliación después del Bautismo se administraba una sola vez. Las penitencias eran largas: a veces duraban hasta la muerte (se vestían de sacos, se ponían ceniza en la cabeza; ayunaba, daban limosna). Los pecados notorios, requerían confesión pública; los pecados secretos, confesión secreta. La penitencia y la absolución eran siempre públicas. Los obispos eran quienes administraban la penitencia. Pronto hubo sacerdotes penitenciarios.

5. Fiestas y días de ayuno.

La fecha de la Pascua. Los hebreos celebraban como día festivo el sábado. Los cristianos, el domingo. Los hebreos ayunaban los lunes y jueves. Los cristianos los miércoles (en recuerdo de la traición de Judas) y viernes. Los sábados también en la Iglesia latina. Las fiestas cristianas más importantes eran: la Pascua (Pasión, muerte y Resurrección de Jesús), y Pentecostés.

6. La vida moral y religiosa de los cristianos de los tres primeros siglos.

Los cristianos eran ciudadanos corrientes. Seguían las costumbres civiles Pertenecían a todos los tipos de profesiones. Sin embargo se distinguían por su piedad (Eucaristía, oración, signarse..), por no asistir a espectáculos públicos, por su vida ascética y mortificada, por sus limosnas, por la atención a los enfermos, viudas, huérfanos, esclavos, prisioneros, forasteros..., por su modo de vivir la castidad en el matrimonio y en el celibato, denunciando el aborto, dignificando la vida familiar. La virginidad era observada por numerosos cristianos.

 

—Desarrollo de la doctrina y herejías

1. Los Símbolos o profesiones de fe.

Antes del bautismo se exigía hacer una profesión de fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en la Iglesia. Así nacieron los "símbolos de fe". Sin embargo, desde los primeros momentos de la Iglesia comienzan a aparecer brotes de disidencia: los judaizantes y las sectas gnósticas.

2. Los judaizantes.

Eran judeo-cristianos que continuaban observando la ley mosaica y trataban de imponerla a los demás. En el año 66 se separan del resto y forman una comunidad en Pella (Transjordania). Se empeñaron en seguir viviendo la ley mosaica, tratándola de imponer a los demás cristianos. Niegan la divinidad de Cristo. Los más mitigados de entre ellos, desaparecen en el año 150.

3. El gnosticismo.

Corriente religiosa, que existía antes de Cristo. Es una mezcla de las religiones orientales con la mística griega (sincretismo). Influyo a algunos cristianos especialmente entre los años 130 y 180. Ya S. Pablo previene contra esta herejía (Col 2,8; 1 Tim 1, 3-4; 1 Tim 6, 20). Practicaban ritos mágicos y supersticiosos. Hubo hasta 60 sectas gnósticas. Principales exponentes: Basílides (Alejandría, 120-145), Valentín y Marción (Roma, año 140).

4. Lucha contra el gnosticismo.

Se llevó a cabo mediante la expulsión de los gnósticos y la actividad apologético-literaria (Justino, Tertuliano, Hipólito, Ireneo). El gnosticismo sobrevivió, sobre todo en las sectas maniqueas.

5. El maniqueísmo.

Es una forma religiosa gnóstica que tiene su origen en Babilonia y Persia a mediados del s. III. Es una mezcla del dualismo rígido de Zoroastro con elementos budistas, caldeos, judíos y cristianos. Su fundador es Manes (Babilonia, 216- 277).

 

—Vida interna de la Iglesia en los primeros siglos

Aunque ya hemos tocado algunos de estos temas, vale la pena revisarlos de nuevo bajo una nueva perspectiva.

1. La organización de la Iglesia primitiva.

Los Apóstoles dejaron sucesores, llamados obispos, al frente de las comunidades fundadas. Por ejemplo, San Pablo dejó a Tito en Efeso y a Timoteo en Creta. Los obispos, con la ayuda de presbíteros y diáconos, predicaban la Palabra de Dios, administraban los sacramentos y gobernaban las primeras comunidades cristianas.

2. La vida ordinaria de los cristianos.

Al principio los primeros cristianos procedían de las clases sociales más pobres, pero pronto los encontramos en todas las actividades de la vida corriente: soldados, zapateros, comerciantes, incluso entre las familias de la nobleza romana y en la casa del Cesar.

Una de sus actividades principales era la oración, practicada varias veces al día. Además acudían con frecuencia —al menos el domingo— a las celebraciones litúrgicas que sustancialmente tenían la misma estructura que la Santa Misa actual.

Practicaban muchas veces al año un ayuno riguroso. Los más afortunados en bienes materiales ayudaban a los más pobres. Vivían con gran austeridad y pureza de costumbres, que contrastaba con el hedonismo generalizado de las ciudades romanas.

3. La catequesis y el comienzo de la teología.

Ya en los escritos del Nuevo Testamento encontramos fórmulas fijas por medio de las cuales los primeros cristianos profesaban el contenido de su fe.

A finales del siglo II se elaborar los primeros símbolos de fe. En esa misma época algunos escritores cristianos (S. Ireneo de Lyon, Orígenes en Alejandría y Cesaréa, S. Hipólito de Roma) comienzan a profundizar en la fe mediante el discurso racional (teología).

 

—Las Persecuciones contra la Iglesia durante los tres primeros siglos

Entre los siglos I y III el cristianismo tiene dos enemigos principales:

• Enemigos externos: las persecuciones del Estado y la oposición popular; se manifiesta la paciencia heroica de los cristianos.

• Enemigos internos: las herejías (principalmente el gnosticismo y el montanismo); los cristianos reafirman la verdadera doctrina y apartan de la comunidad a los que erraban.

 

A pesar de esto, la rapidez de expansión es impresionante (en 313 había 10 millones: la quinta parte de los habitantes del imperio).

 

Principales persecuciones

1. Nerón (54-68). Murió una gran multitud de cristianos. Entre ellos Pedro y Pablo.

2. Domiciano (81-96). En el año 95 degüella a Flavio Clemente (cónsul y primo suyo) y a su mujer Flavia Domitila, por "ateísmo". S. Juan es desterrado a Patmos.

3. Trajano (98-117). Mártires: S. Ignacio de Antioquía (110), S. Simeón, obispo de Jerusalén (120 años de edad y pariente del Señor).

4. Marco Aurelio (161-180). Mártires: En el año 165 San Justino y 6 compañeros (uno de ellos era Elvespisto, escalvo de la casa del Cesar) y los mártires de Lyon (177).

5. Septimio Severo (193-211). Publica un decreto contra los catecúmenos ("ne fiant christiani..."). Mártires: Santas Perpetua y Felicidad en Africa, Leónidas (padre de Orígenes) en Alejandría.

6. Maximino el Tracio (235-238). Mártires: S. Hipólito y S. Ponciano.

7. Decio (249-251). Es la mayor persecución hasta entonces. Se publica un decreto general de persecución a quienes no ofrecieran sacrificios (la supplicatio) que se exigía especialmente a los obispos. Hubo muchos mártires (S. Fabián, papa) y confesores (que sobrevivieron).

8. Gallo (251-253). Muere en el destierro el papa Cornelio.

9. Valeriano (253-260). Publica un decreto contra los pastores (257), prohibe la liturgia y los cementerios. Y en 258 uno contra los eclesiásticos y laicos que tenían algún cargo importante. Eran condenados a trabajos forzados, a muerte, o a pasar a la condición de esclavos. Mártires: S. Sixto II (sorprendido celebrando Misa con cuatro diáconos en las catacumbas de S. Calixto), S. Lorenzo (que murió cuatro días después), S. Cipriano (258), S. Fructuoso (obispo de Tarragona).

10. Diocleciano (284-305. Antes del año 300 en Roma había millares de cristianos; en Italia, un centenar de comunidades (más en el sur). En Cartago la mayoría de la población romanizada era cristiana con un centenar de comunidades con obispo propio. En el siglo III hay cristianos en Treveris, Colonia y Maguncia. En el siglo III hay mártires en Britania. Hacia el año 300, el 10% de la población del Imperio era cristiana. Diocleciano publica cuatro edictos sucesivos de persecución. Sobre todo en oriente hubo muchos mártires (la legión tebana, dos veces diezmada y luego exterminada).

 

 

La Iglesia no cedió. Escogió el camino duro. Sufrió lo indecible. Dios le dio la victoria contra enemigos que parecían invencibles. Total de mártires: superior a cien mil.


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